viernes, 6 de abril de 2012

Otros relatos


El pez

 
  
La habitación es grande. Al frente una pared azul le recuerda la calidez del cielo.
Hay olores caseros, aromas frescos de casa habitada y espacios compartidos.
Por mucho tiempo ha estado solo, y si bien la soledad pesa, para él fue la continuación de un estado natural.
Nada lo perturba y es capaz de permanecer por horas en la misma posición, como si estuviese disciplinado en las artes de la meditación.



Los Zapatos

 

 
Hay una canción cubana para chicos que habla de los zapatos. En general casi todos hablan de ellos.
Se conoce que aquellos que poseen cordones suelen acomodarse por las noches y abrazarse.
Un zapatero de la calle Entre Ríos diseñó un par capaces de atravesar ríos, lo curioso de ellos era que siempre permanecían secos. Nadie le creyó.
El viejo ingles Hurlingan se los compró, les hizo un par de modificaciones y los utiliza cuando llueve.
Acostumbra a treparse a las nubes saltando entre las gotas.
La verdad es que también se mojan.



Genocida I

 
 
No se trata de hacer alarde. Lo hecho hecho está; aunque la gente no lo entienda, siempre alguien debe pagar por los platos rotos, de lo contrario no se podrían comprar otros.
El hombre miró el río que lo había vomitado como si se tratase de un pedazo de grasa en mal estado. Nadie lo quería, ni siquiera la muerte que lo condenaba a repetirse.


 La tarea de un vampiro


El pequeño Agustín no supo de sustos hasta aquel día. Traspasó la puerta con cuidado, mas por prudencia que por miedo. No creía en aquellas cosas, ni en lo que contaban los chicos en los recreos de la escuela.
En la semi-penumbra del cuarto los objetos languidecen suspendidos en el tiempo; atados por telarañas capaces de vibrar ante el más leve movimiento del aire.
El cuarto permanece intacto y silencioso, con el espejo del ropero tapado por un paño oscuro e impenetrable.
Por la pequeña hendija se percibe el descenso de las sombras y la hora de la tarde.
-Nadie, dijo, debe contar historias.
Desde hacía varios años frecuentaba la misma escuela.
Cerró la puerta sabiendo que estaba bien peinado, y que una vez más no precisaba de la vanidad de espejo para reconocer quién era.
Tampoco tenía hambre y la noche recién comenzaba.


Gonzalo Vaca Narvaja










sábado, 31 de marzo de 2012

Un día de sol

Mi conflicto es el conflicto
de mandar mis hijos a una escuela
tragarme los olores vaporosos y húmedos
de los que sueltan sus gases en el colectivo
haciendo alarde de un acto terrorista y único
para los que el sistema aún no ha encontrado remedio
o mecanismos de detección
Mi conflicto es el conflicto
al ver pasar los autos vacios
con las paradas  de colectivos llenas de gente
y saber que es imposible que paren
porque desconfiamos de quien se abisme a tales
desproporcionados gestos de solidaridad
e inmediatamente pensamos que es un asesino serial
el que nos mira con ojos de santo y nos hace señas
de que entremos de que todo esta bien
de que solo quiere llevarnos porque se le dio la gana
Mi conflicto es el conflicto
de los que escriben poesías cuentos y novelas
de los periodistas que siempre pasan a otra cosa
luego de informarnos que murieron 50 personas
y una murió cuando lo encontraron 5 días después que las otras
como si no hubiese muerto con ellas
y su muerte se hubiese demorado
y con los poetas que hacen de su ombligo
El universo y la palabra ombligo es capaz de nombrar
A Dios desde su nombre al que esperan que alguien recuerde
Sin importarles el hombre de a pie
Sino la marquesina para la intentan escribir
Siempre que algún librero vea en ello
Una posibilidad de venta rápida
Mi conflicto es el conflicto
de las esperas en la colas
de las largas colas de los sanatorios
de las colas de los bancos
de las colas de los cajeros
de los supermercados
de las colas inútiles de gente
cargando banderas con sindicatos
que han entregado todo antes aún de pensar en la gente
Mi conflicto es con los noticieros
que siempre son independientes
y pregonan qué es lo que piensan  de este u aquel
y la gente les cree porque están por Tv
Mi conflicto es con Tinelli porque es capaz de bastardear
todo lo que toca y la gente de repetir
lo que dice y lo que hace
Mi conflicto es con gran hermano
con Grondona y Majul
con las vedetonas que creen que el ideal de mujer
es el que ellas profesan y se olvidan de que las curvas
son lo más importantes para las manos
Mi conflicto son las vidrieras -a quienes odio-
por la distorsión que profesan
por la malicia con las que miran
a Los que pasamos por ellas sin ningún presente


Gonzalo Vaca Narvaja

viernes, 30 de marzo de 2012

poética para un día mejor




Durante mi vida he intentado encontrar respuestas a un sin número de interrogantes que se me fueron planteando conforme crecía, pero ninguna de aquellas respuestas alcanzó a sobrevivir por mucho tiempo, sino y por el contrario cada una de ellas se fue diluyendo en el curioso río de la vida.
Las intuiciones que uno posee cuando es chico tienen más poder que las respuestas buscadas como adulto y más peso que la propia existencia.
La lógica del mundo es perfecta y está activa permanentemente en cada uno de nosotros – individuos – y en las sociedades que nos congregan – colectividades -. Nadie escapa de ellas y todos de un modo u otro -de forma positiva “empática” o negativa-, tendemos a equilibrar el horror que este sistema capitalista nos propone todos los días. Somos recreadores de las guerras, de las muertes, de los desastres ecológicos, de la falsa moral, de los asesinatos étnicos, del hambre, de la desigualdad, del homicidio y de los suicidios próximos y distantes, porque siempre de un modo u otro acabamos siendo “funcionales” a éste sistema que nos ocupamos de preservar y de sostener, tanto como de recrear.
Aún cuando decidimos combatirlo, nuestro combate reconoce un parentesco patético con lo que queremos derribar y tarde o temprano esos sistemas “revolucionarios” que tanta sangre han costado se asemejan a lo que les dio inicio como fuerza reactiva y se diluyen hasta volver a incorporarse de lo que nunca se desprendieron: el mismo sistema capitalista que los generó.
Esto que se parece a una trampa se parecería a una tragedia de la especie si no fuera porque partimos de analizar las cosas desde los conceptos que el sistema nos ofrece y no desde otros que son posibles y diferentes. LA REVOLUCIÓN NO SOLO ES POSIBLE SINO URGENTE, como diría y dice Holloway. A lo que yo agregaría: La revolución se está haciendo de manera silenciosa y continua, sucede que no se muestra, porque no participa en los medios de comunicación y ante ellos prefiere volverse invisible, susurrante como una brisa leve y cálida en un día de invierno.
Muchas veces creí que la indiferencia era un principio constitutivo de la especie humana. Esta afirmación partía del no reconocimiento individual y social del poder de cada uno en particular y del poder de las comunidades para cambiar todo lo que se le ocurra en general. Si el hombre y la mujer supieran y creyeran que pueden torcer el rumbo del mundo, todos y cada uno de los horrores que vivimos se podrían hacer desaparecer para forjar un mundo mejor.


Soy de los que piensan que el ser Humano puede detener lo que quiera y hacer funcionar lo que desee, máxime cuando para éstos desafíos actúa colectivamente. Detener una guerra es posible. Cambiar las reglas del mercado es posible. La experimentación genética, los desastres ecológicos, el hambre, la desigualdad, todas y cada una de las producciones a que nos tiene acostumbrados el sistema capitalista, o sus variantes chinas. Todo puede ser detenido y cambiado y en esto radica un proceso revolucionario que viene dándose y que se ha incrementado en los últimos años conforme la crisis económica mundial jaqueó a los paraísos europeos. Para ello debe vislumbrase la capacidad que poseemos colectivamente y ésta capacidad no debe enfrentar al sistema desde los lugares que él mismo nos propone sino desde otros, con lógicas distintas. Lo que importa es la dignidad y la valoración de la vida, individual, colectiva, planetaria, y no el poder.
De allí la coincidencia con Holloway, LA REVOLUCION ES URGENTE Y ES AHORA.
No podemos dejar que el inmediato mañana esté signado por la lógica de la voracidad en la construcción de capitales, no podemos dejar que nos abran las venas todos los días 8 o 12 hs diarias por salarios de angustia, quitándonos el tiempo necesario para el disfrute de lo que se nos va en un pestañeo: LA VIDA. Tampoco debemos permitir que en otros lugares, y en el momento en que nos tomamos un vaso de vino, estén asesinando a cualquier persona por una guerra económica, étnica o ideológica. BASTA! ya BASTA!
Si quisiéramos podríamos volar, salirnos de la gravidez que nos sujeta al mundo mientras estamos vivos.
La energía colectiva es única  y no solo determina, sino que es capaz de curar todas y cada una de las heridas individuales y sociales a que nos somete el sistema capitalista y todas sus estructuras de recreación.
Se trata de animarse y es allí donde comienza el estado de enamoramiento y negación del sistema.

¿De qué te quejás?

Es la respuesta que en general se da frente a expresiones de insatisfacción en la vida: lo que debería plantearse es si estas expresiones son de la vida, o achacables a ella, o pertenecen al dominio de lo generado por este horroroso  sistema capitalista.
Luego de rumiar durante varios días el texto de Holoway he llegado a la conclusión de que es muy difícil el planteamiento, en el sentido del hacer práctico. Sí es importante el volver a recordarse de tanto en tanto la práctica política y los actores que hacen a dicha práctica; en general todos y cada uno funcionales al horror creado por este sistema cada vez más desprovisto del disfrute de lo humano y de lo digno. También está buena la idea de pensar en términos de REVOLUCIÓN, los actos de la vida cotidiana y del hecho de no entrar en lo que nos propone el sistema como posibles salidas del mismo. Trampas cada una de ellas, en las que siempre uno termina cayendo y en este sentido el rol del arte pasa a ser sustancial y los accesos del mismo arte y de lo artístico fundamentales a la hora de presentar alternativas.

Hay un absurdo presente en este modo de existencia – la conocida – y sin embrago hay certezas silenciosas a la hora de pensar en cómo sería otra cosa, la que siempre se nos presenta como escurridiza y lejos de toda realización, al fin y al cabo utopía de un mundo mejor.
Inocencia, fraternidad, solidaridad y justicia y fundamentalmente compasión.


Gonzalo Vaca Narvaja