jueves, 28 de enero de 2016

Febrero de agua



                                    A una amiga Rosa Cativa 
                                   que perdiera todo menos la fuerza. 
                                   Febrero 2015




Sobre esta orilla de aire espeso
duelen ver los recuerdos dormitando
sobre el césped negro.
Veo el entramado del silencio.
La soledad de los hombres allí expuestos.
Ya no son las cosas lo que fueron
ni en las ramas derribadas hay horneros.
Hay ropa navegando sin su dueño
y heridos juguetes atrapados entre las piedras.
Sobre esta orilla del aire espeso
el río ha vuelto a sus orillas.
Hace demasiado tiempo que el hombre
no repara en su universo
y llena de sinsentido las palabras
que antes les diera alimento
no has de dejar nada en esta tierra
ni siquiera tus huesos
Solo serán los recuerdos
los que te tendrán cerca nuestro.
El río se ha llevado tus cosas
el otoño se anuncia de duelo.


Gonzalo Vaca Narvaja


Estados 1




Estoy en casa de mi hermano.
La tarde se consume con un vino.
Han votado en la ciudad.
Los árboles se menean suavemente
mientras juegan en el pasto los chicos
alarmados por una avispa
que revolotea alrededor
sin más peligro que la imaginación.
Hablamos.
Y en ese rito de compartir nos fundimos
acordando y discordando.
Alguien llama para hacer una cargada.
Yo no voto.
Pertenezco a otra localidad.
Una pequeña, donde se acostumbra a jugar en las plazas.
Donde nos conocemos.
Miro a los chicos y agradezco.
Hubo un tiempo donde veía a mis sobrinos
jugar en los pasillos de un hotel extranjero
donde huían por túneles
bajo las camas
y se defendían con imaginarias armas.
Pienso en esa casa -la de mi hermano-
Cuando era chico recorría esos barrancos
libremente.
Ya no hay paso.
Y los pocos que existen son con garitas
identidad y filiaciones.
Ya no volveré a pasear por ahí.
Pero allí también votan.
¿Qué es lo que votan allí?
Qué representación se harán de nosotros
que vivimos al lado
perimetrado por alambres
y monitoreado cada 50 segundos.
Los cómputos determinan realidades.
Seguramente llenaran mares de páginas.
Gargantas de sabiondos
Inescrupulosos cruces de argumentos.
Especulaciones amargas.
Los chicos corren
y la mentada avispa los sigue
sin prisa
con el zumbido ensordecedor del peligro.
Ya ha vencido el vencedor.
¿Qué representación se hará de nosotros?
Habrá jugado siempre sobre superficies controladas
sabrá lo que es la casa sin terminar
las zapatillas rotas
la angustia de no llegar a fin de mes
La salud de la señora del quiosco
La artrosis de Don Pedro
La chata fundida del Guille.
Se ha calmado el viento.
Yo no sabría a quién votar.
Esa ciudad se ha vuelto distante y extranjera.
Nadie te conoce
y tampoco se molesta en conocerte.
Cada uno se refugia tras los muros
Con barrotes
Con alarmas
Con perros
Y lo peor con pistolas.
En la radio me dicen cómo pensar.
El viento entra por el vidrio
y se va como ha entrado.
Recuerdo al viento
que trae y lleva
como un gran cartero las noticias.
Al menos sobre esta carretera
puedo llegar hasta mi casa
y revivir la alegría de un encuentro.
Mañana veré
como sigue este trazado.
Pienso en los vencedores
y en cuantas cosas se habrán perdido.
Seguramente la avispa andará traspasando alambres
sembrando pánico en una ciudad extrajera.


Gonzalo Vaca Narvaja