del libro “Mujeres tenían que ser”
de Felipe Pigna
Ella,
con
la escasez del alimento
que
la noche regala.
Ella,
la
del grito,
la
que imagina el tiempo
y
permanece a tu lado
en
la caverna del mundo.
Ella,
la
humillada
con
la ternura del arrollo
y
la dignidad en la piedra.
Ella,
La Maldonada
pandora
del hambre.
Felina
en
lo profundo de la noche.
La
siempre mujer
que
nos señala,
ha
esperado
con
la palma abierta de sus manos
a
que la noche defina
los
surcos de una escritura incierta.
Aquí
la vida
la inteligencia,
allí el
amor
La espera
de todo lo perdido
la marca de sus manos
el látigo en los ojos
vida
en la mordedura del tiempo.
Gonzalo Vaca Narvaja
Gonzalo Vaca Narvaja