Qué hemos perdido?
para olvidar la voz y el asombro
para referenciarnos
y autoreferenciarnos en el dolor del otro
Estoy cansado de las palabras
que no despiertan a los muertos
de las bofetadas del olvido
de los juicios encriptados del poder
de las voces
y más de los silencios
del que nunca más tendrá una voz
Harto de las redes
que no recogen peces sino cadáveres
para más hambre
y más muertos
La poesía se ha vuelto ofrenda
y corona para el desierto
para los que matan después del poker
y el martini
Porqué siempre los buenos
se ahogan en el silencio de este mar de estiércol
¡Gaza!
Cómo me desespera tu nombre
de insomnio y de hospitales
¡Gaza!
Cuánto me duele
esta impotencia de estar en otro lado
sin un misil gigantezco
para derribar el poder
de tanta muerte absurda
incongruente
que agrieta el futuro y averguenza
¡Gaza!
cuanto me dolés
Gonzalo Vaca Narvaja
poemas,escritura,literatura, cuentos, novelas, autor, edición, libros, de Gonzalo Vaca Narvaja
miércoles, 30 de julio de 2014
miércoles, 21 de mayo de 2014
La Maldonada
del libro “Mujeres tenían que ser”
de Felipe Pigna
Ella,
con
la escasez del alimento
que
la noche regala.
Ella,
la
del grito,
la
que imagina el tiempo
y
permanece a tu lado
en
la caverna del mundo.
Ella,
la
humillada
con
la ternura del arrollo
y
la dignidad en la piedra.
Ella,
La Maldonada
pandora
del hambre.
Felina
en
lo profundo de la noche.
La
siempre mujer
que
nos señala,
ha
esperado
con
la palma abierta de sus manos
a
que la noche defina
los
surcos de una escritura incierta.
Aquí
la vida
la inteligencia,
allí el
amor
La espera
de todo lo perdido
la marca de sus manos
el látigo en los ojos
vida
en la mordedura del tiempo.
Gonzalo Vaca Narvaja
Gonzalo Vaca Narvaja
La tierra
El
agua cae
al
costado de la piedra
en el rojo
crepúsculo
de la tarde
apenas percibida.
Es
efímero el día
precaria
la brisa.
Para
todos hay vida,
menos
para el ruin
conquistador
de la noche.
El
viento sobre el valle
regresa la
voz
secreta
de los hombres.
Un
pájaro en picada
exhala
el tiempo por venir.
Conservo
la tierra en la memoria
de
la infancia,
el
oleaje de los cerros
la
seca espuma
del
trigo naufragado.
Conservo
la tierra.
El
aroma del suelo mojado,
el
polvo sujeto
en
la esfera del mundo
con
el perfume interior
de
la corteza.
Conservo
la tierra,
la
memoria de mi padre
y
de mi hermano
donde
el tiempo
me
convoca y me destierra.
Nada
de lo que es ha sido cierto
y
el hombre contra el hombre
el
alimento contra el hambre
el
cobijo contra la intemperie.
Hay
guerra en el silencio.
Conservo
la tierra
el
fino polvo
en
que se convertirá el mundo.
Gonzalo Vaca Narvaja
Gonzalo Vaca Narvaja
martes, 20 de mayo de 2014
Colaboradores
¿puedo
juzgar la palabra
de aquel
que sobrevive
en el
silencio de la muerte?
convivo
con la duda
también
con el contraste
el río en
sus orillas
y el agua
que es la misma.
¿puedo
juzgar a aquel que sobrevive?
no hay un
infierno bajo esta casa
ni un
cielo en su extensión luminosa
está por
arriba de mi cuarto.
¿Puedo
juzgar la palabra
de aquel
que sobrevive?
Gonzalo Vaca Narvaja
Gonzalo Vaca Narvaja
Pon tu oido cerca mio
Pon tu oído cerca mío
Pon tu
oído cerca mío
que mi voz
te llegue susurrante
como el
silbido del viento en las hendijas
y el aire
se corte en mil pedazos.
Allí
escucharás las noticias
de Diego,
de Luis y del Indio
los saltos
del Batata
las
cervezas de Mario
las
ironías del poeta
la risa de
Marcela.
Pon tu
oído cerca mío
que te
diré el pronóstico
del tiempo
la premura
de los brotes
el olfato
de los peces
en el
vientre del agua.
Llevo en
mi mano un papel
escrito
hace tiempo.
Es un
bollo despierto
donde se
esconde el silencio.
Pon tu
oído cerca mío
que
desnudaré tu cuerpo
para
vestirlo con mi aliento.
Con
palabras lavaremos la existencia
y el
destino preciso de los cuerpos.
Nos cobijará
el amor
y el
primer poema de la noche
donde lo
posible se diluye
Pon tu
oído cerca de mí…
y escucha
la tormenta.
Gonzalo Vaca Narvaja
Gonzalo Vaca Narvaja
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