La rosa china
Ya nadie muere de amor,
de pena sí, como el árbol.
De soledad y de miedos
se inclinan las ojos
como un niño
frente a un río seco.
Ya nadie muere de amor
¿quién podría pensar en ello?
En la ventana de mi cuarto
vive una rosa china
de amarillas flores
y verdes hojas,
la miro deteniendo mi caída
en la inocencia de un vértigo.
Sus hojas no hieren ni lastiman,
contemplan un ciclo
tan breves y silenciosas.
Ya nadie muere de de amor
me dicen las hojas.
Nadie.
Solo la brevedad de un sueño
y esta rosa
cuyo nombre me destierra,
ha venido a morir por mí
con toda su hermosura.Gonzalo Vaca Narvaja